jueves, 11 de febrero de 2010

ASIA generalidades

Situación astronómica y geográfica de Asia.
Asia es el continente más grande y más poblado del mundo, que con cerca de 45 millones de km2 supone el 8,65% del total de la superficie terrestre y el 29,45% de las tierras emergidas, y con sus 4 mil millones de habitantes el 60% de la población humana. Se extiende sobre la mitad oriental del hemisferio norte, desde el océano Glacial Ártico, al norte, hasta el océano Índico, al sur. Limita, al oeste, con los montes Urales, y, al este, con el océano Pacífico.

Aspectos más importantes de la llanura siberiana
La llanura de Siberia Occidental es una gran llanura que ocupa la parte occidental de Siberia, que ha sido descrita como la mayor extensión de tierras bajas ininterrumpidas del mundo más del 50% tiene menos de 100 m sobre el nivel del mar. Cubre un área de 2,6 2,7 millones de kilómetros cuadrados (la tercera parte de Siberia), y se extiende, en dirección norte sur, 2.400 km, desde el Océano Ártico hasta el macizo de Altai, los montes Sayanes y las montañas Baikal; y, en dirección este a oeste, 1.900 km, desde el río Yenisei a los montes Urales.

 La zona siberiana occidental está constituida por tierras bajas, que apenas superan los 180 m de altitud, con algunas escasísimas variaciones del relieve causadas por el modelado glaciar. Tan llana superficie provoca la existencia de numerosos lagos y suelos pantanosos, y un difícil drenaje que se incluye básicamente en la cuenca del río Obi.

Como el resto de la llanura ruso siberiana, también este sector se inclina hacia el N, mientras que por el S tiene como límites los montes Altai, la meseta de Kazajistán y las estepas de Kuirquizia. La planicie se extiende hasta el otro gran río que la atraviesa, el Yenisei, y a partir de allí se rompe la horizontalidad, elevándose en una gran meseta ondulada en la que los valles formados por los afluentes de los ríos Yenisei y Lena constribuyen a modificar ligeramente el paisaje. Al N, la llanura de Siberia tiene su continuidad en una franja septentrional, y ésta separa la meseta de los montes Byrranga (1 146 m) constituyendo el espinazo de la península de Taminir

Relieve de Asia lo más importante
Asia, el más grande de los seis continentes que constituyen la Tierra. Incluidas las regiones insulares, abarca un área de unos 44.936.000 km2: aproximadamente, una tercera parte de la superficie terrestre. Sus habitantes representan tres quintas partes de la población total del mundo. A finales de la década de 1990, Asia tenía más de 3.400 millones de habitantes.

La tierra firme del continente asiático se extiende desde el extremo meridional de Malaca hasta el cabo Chelyuskin, en Siberia. Su punto más occidental es el cabo Baba, al noroeste de Turquía, y su punto más oriental es el cabo Dezhneva, al noroeste de Siberia.

El mayor ensanchamiento del continente de este a oeste, su mayor amplitud longitudinal, alcanza los 8.500 km aproximadamente. En Asia se hallan el punto más bajo de la superficie terrestre, la costa del mar Muerto (395 m por debajo del nivel del mar) y el punto más alto, el monte Everest (a 8.848 m sobre el nivel del mar).

Al sureste de la masa continental hay un conjunto impresionante de archipiélagos e islas, que se extiende, hacia el este, hasta Oceanía. Este conjunto está formado por las islas de Filipinas e Indonesia, que, a su vez, incluye las islas de Sumatra, Java, Célebes , Borneo y Nueva Guinea. Al norte se extienden Taiwán, las islas que constituyen Japón y Sajalín. Por su parte, Sri Lanka y grupos de islas menores, como Maldivas y las islas Andamán y Nicobar están situadas en el océano Índico.
A causa de sus enormes dimensiones y carácter diverso, Asia se divide por comodidad en cinco regiones principales.

 Éstas son: la región asiática de la antigua Unión Soviética (conocida como Asia central soviética), que incluye Siberia, Asia centro-occidental y la vertiente meridional del Cáucaso; Asia oriental, que comprende China, Tíbet, Mongolia, Corea del Norte y Corea del Sur y Japón; el Sureste asiático, que comprende Myanmar (antigua Birmania), Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam, Malaysia, Singapur, Indonesia, Brunei y Filipinas; Asia meridional, que abarca India, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Nepal y Bután; y el Suroeste asiático, que comprende Afganistán y los países integrantes de la región que normalmente se denomina Oriente Próximo Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano, Israel, Jordania, Kuwait, Arabia Saudí y el resto de los estados de la península Arábiga.

El continente, no obstante, también se puede dividir en dos grandes áreas culturales, entendiendo por tal aspectos étnicos, lingüísticos y religiosos: una gran área que se podría denominar espacio cultural suroriental (el Este y el Sureste asiático), en el que primarían los pueblos mongoloides (xantodermos), las lenguas chinotibetanas y malayo-polinesias y las religiones budista y sintoísta; y otra llamada espacio cultural centro-suroccidental (la región asiática de la antigua Unión Soviética, el Suroeste asiático y Asia meridional), caracterizado por la presencia de pequeñas poblaciones mongoloides en la primera de ellas junto a grupos leucodermos (caucasoides), mayoritarios en las otras dos regiones, y en donde las lenguas más habladas son las semíticas, las indoeuropeas y las altaicas, y las religiones predominantes el islam, el hinduismo y, en menor medida, el cristianismo.
Al contrario que en otros continentes, el interior de Asia está formado por montañas, mesetas y depresiones estructurales intermedias.

El núcleo montañoso, localizado al sur del centro geométrico del continente, está integrado por el Himalaya y sus cordilleras asociadas, y por la meseta del Tíbet. Alrededor de este núcleo central hay cuatro importantes regiones mesetarias (Siberia, China occidental, India meridional y la península Arábiga) y varias grandes depresiones estructurales y llanuras fluviales (como es el caso de Arabia).
De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la superficie de la corteza terrestre consta de enormes placas continentales y oceánicas, que en su mayoría están en continuo movimiento. De ellas, la más grande es la placa continental euroasiática.

Partes de esta placa están compuestas por algunas de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, las de la era precámbrica (desde hace 4.650 millones de años hasta hace 570 millones), que actualmente se hallan en el escudo de Angará, en Siberia oriental, en gran parte de la península Arábiga, y al sur de la India, en la placa indo-gangeática.
Durante la mayor parte del paleozoico y el mesozoico (desde hace 570 millones de años hasta hace 65 millones de años), un extenso mar, conocido como el mar de Tetis, cubría una gran parte del interior de Eurasia y extendió espesos depósitos que con el tiempo se convirtieron en formaciones sedimentarias y metamórficas.

Hace 30 millones de años aproximadamente, el subcontinente indogangeático, que se había desgajado del Sureste asiático y derivaba hacia el Noroeste, comenzó a presionar por debajo de la placa continental euroasiática y creó una enorme fosa que, más tarde, cubierta de sedimentos, formó la placa indogangeática.

 Al mismo tiempo, generó una tremenda presión que hizo que el margen meridional de la placa continental euroasiática se plegara en una serie de cadenas montañosas, de las cuales el Himalaya es la más notable.

La teoría de la tectónica de placas también ayuda a explicar la formación arqueada de las cordilleras, penínsulas y archipiélagos de Asia, así como la inestabilidad volcánica y tectónica de Asia meridional y del Sureste asiático. Al este de Asia, la fuerza primigenia fue producida por la placa del océano Pacífico, que en su movimiento hacia el Oeste empujó por debajo la placa continental euroasiática.

Japón, Taiwan, las islas Kuriles, el archipiélago Ryūkyū y las islas Filipinas son producto de estas fuerzas. En el Sureste asiįtico, la situación se complica con los movimientos relativos de las placas de los océanos Ķndico y Pacífico; este movimiento ayuda a explicar la formación de las zonas montañosas, en dirección norte sur, de la tierra firme del Sureste asiático y la actividad volcánica que caracteriza a la mayor parte del archipiélago indonesio.

REGIONES FISIOGRÁFICAS
El sistema fisiográfico asiático se centra en el Pamir Knot, una elevada región mesetaria, conocida como ‘el techo del mundo’, situada en el área fronteriza de India, China, Tayikistán, Pakistán y Afganistán; aquí, varios picos superan los 6.100 m.

 Desde el Pamir hacia el oeste, avanzando en espiral, se encuentra el Hindu Kush y su prolongación a través del norte de Irán, los montes Elburz. Más allá de este último están las cordilleras del Cáucaso, entre el mar Caspio y el mar Negro, y los montes Septentrionales de Anatolia (Kuzey Anadolu Daglari), a lo largo del mar Negro, en Turquía.

Al sureste se encuentra el Gran Himalaya, que se prolonga paralelo a las menores, pero aún grandes, cordilleras situadas al norte y sur. Juntas, estas cordilleras forman un impresionante arco de este a oeste, de unos 2.500 km de longitud, que alberga numerosos picos que superan los 6.100 m, incluidos el monte Everest.

 La alta cordillera Karakorum, que se extiende desde el este y el noroeste del Pamir, conduce a una de las secciones del monte Kunlun, conocido como montes Altun (o Altun Shan). Esta línea de montañas continúa hacia el este a menor altura, como en el Nan Ling (Nan Shan), que se convierte en la cordillera Qin Ling (Ch’in Ling) al norte de China, y marca la gran división climática entre China septentrional y meridional. Entre el Himalaya y las cordilleras Karakorum-Kunlun se halla la meseta Tibetana, que tiene una altitud media entre los 3.660 m y los 4.570 m aproximadamente.

Desde el Pamir, extendiéndose hacia el noroeste, está situado el gran Tian Shan, también con cumbres que superan los 6.100 m, que disminuye en altitud al aproximarse a las fronteras de Mongolia.

 Al noreste, la cordillera de Altái se extiende hacia el interior de la República de Mongolia.

Más allá se hallan las cordilleras Sayan, Yablonovi y Stanovói, en Siberia oriental; estas dos últimas, en cambio, no son parte del núcleo montañoso.

Al norte del núcleo montañoso central existen varias depresiones estructurales importantes. Más al norte, entre el Tiene Shan y los montes Altái, se halla la cuenca de Dzungaria, perteneciente a China.

Al sur, entre el Tien Shan y las cordilleras Karakorum y Kunlun, se extiende la vasta cuenca de Tarim, en la que se encuentra uno de los desiertos más grandes de la latitud media, el Takla Makan. Finalmente, rodeada por el Kunlun y el Altun, está la profunda cuenca Qaidam (Tsaidam).
Los tipos de suelo varían enormemente.
Siberia está cubierta por los suelos de bosque ácido, típicos de la tundra y la taiga; además, el permafrost es frecuente, y el drenaje, por lo común, pobre.

Estos suelos se funden con suelos de tierra oscura de pradera, estepa y desierto a lo largo de una enorme franja que se extiende desde China meridional hasta el mar negro, por un lado, y hasta el Sureste asiático, por otro.

Los suelos oscuros de estepa, los más fértiles de Asia, se hallan al norte de China central y al sur de Siberia occidental. En Asia oriental y meridional, los suelos más valiosos para la agricultura son los aluviales, situados en los valles inferiores de los grandes ríos, especialmente el Indo y el Ganges.

Estos suelos constituyen la mayor parte del terreno agrícola de uso intensivo en Asia. En regiones situadas en latitudes más bajas hay suelos tropicales, que en general son poco fértiles.

Estos suelos se transforman paulatinamente, hacia el norte, en suelos con mayor contenido de humus, algo más feraces.

El clima de Asia y sus diferentes formas
Climas
El clima asiático se ve influido por tres factores básicos: el alto grado de continentalidad, la acción oceánica y la altitud. Debido a ello pueden distinguirse las siguientes grandes regiones climáticas:
Montaña: se extiende como una franja divisoria desde Turquía hasta Indochina. Precipitaciones escasas, en forma de nieve, con temperaturas generalmente frías.

Desértico cálido: propio de la península Arábiga y del área de Persia. Clima seco, cálido durante el día y frío de noche.
Desierto frío y estepas: ocupa una extensa región de Asia central, desde el Caspio hasta Mongolia. Clima seco, con temperaturas bajas.
Continental frío: se extiende por todo el tercio norte del continente, incluidas las islas más septentrionales de Japón.

Precipitaciones en forma de nieve.
Mediterráneo: ocupa una pequeña área en las zonas costeras de Turquía, Siria y el Líbano. Temperaturas suaves, con verano cálido y seco.

Clima chino: sur de Japón, Corea, norte de la India y regiones costeras de China. Similar al mediterráneo, pero con verano húmedo.
Monzónico: es típico de la India, Indochina y Filipinas. Clima cálido con lluvias abundantes que llegan al máximo en la época del monzón.
Ecuatorial: propio de las islas del sureste asiático. Clima cálido y lluvioso todo el año.

Importancia de los ríos de asia y sus diferentes regímenes que tiene
Ríos: Asia se divide, hidrográficamente, en tres grandes vertientes:
Ártica: ríos largos y caudalosos que atraviesan la llanura de Siberia: Obi, Yenisei, Lena.
Pacífica: ríos grandes y de gran caudal, que constituyen un importante recurso para la agricultura y la navegación en las regiones que atraviesan: Yang-Tse- Kiang (5.800 Km), Hoang- Ho (4.845 Km), Amur (4.416 Km) y Mekong (4.500 Km).
Índica: ríos relativamente cortos favorecidos por un régimen de lluvias monzónico: Brahmaputra, Ganges, Indo.
Otros ríos: atraviesan regiones áridas, como el Tigris y el Éufrates, que desembocan en el golfo Pérsico, o el Syr Daria y el Amu Daria, que van a parar al pequeño mar de Aral.
Al sur, sureste y este los grandes ríos fluyen a través de enormes llanuras. De suroeste a noreste, estos ríos son el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Saluén, el Mekong, el Yangzi Jiang, el Huang He (o río Amarillo) y el Amur. Todos ellos, alimentados por glaciares o nieve, nacen en el interior o en los márgenes del núcleo montañoso.

Regiones naturales de Asia
Al contrario que en otros continentes, el interior de Asia está formado por montañas, mesetas y depresiones estructurales intermedias. El núcleo montañoso, localizado al sur del centro geométrico del continente, está integrado por el Himalaya y sus cordilleras asociadas, y por la meseta del Tíbet. Alrededor de este núcleo central hay cuatro importantes regiones mesetarias (Siberia, China occidental, India meridional y la península Arábiga) y varias grandes depresiones estructurales y llanuras fluviales (como es el caso de Arabia).

De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la superficie de la corteza terrestre consta de enormes placas continentales y oceánicas, que en su mayoría están en continuo movimiento. De ellas, la más grande es la placa continental euroasiática.

Partes de esta placa están compuestas por algunas de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, las de la era precámbrica (desde hace 4.650 millones de años hasta hace 570 millones), que actualmente se hallan en el escudo de Angará, en Siberia oriental, en gran parte de la península Arábiga, y al sur de la India, en la placa indo-gangeática.

Durante la mayor parte del paleozoico y el mesozoico (desde hace 570 millones de años hasta hace 65 millones de años), un extenso mar, conocido como el mar de Tetis, cubría una gran parte del interior de Eurasia y extendió espesos depósitos que con el tiempo se convirtieron en formaciones sedimentarias y metamórficas. Hace 30 millones de años aproximadamente, el subcontinente indogangeático, que se había desgajado del Sureste asiático y derivaba hacia el Noroeste, comenzó a presionar por debajo de la placa continental euroasiática y creó una enorme fosa que, más tarde, cubierta de sedimentos, formó la placa indogangeática.

Al mismo tiempo, generó una tremenda presión que hizo que el margen meridional de la placa continental euroasiática se plegara en una serie de cadenas montañosas, de las cuales el Himalaya es la más notable.

La teoría de la tectónica de placas también ayuda a explicar la formación arqueada de las cordilleras, penínsulas y archipiélagos de Asia, así como la inestabilidad volcánica y tectónica de Asia meridional y del Sureste asiático. Al este de Asia, la fuerza primigenia fue producida por la placa del océano Pacífico, que en su movimiento hacia el Oeste empujó por debajo la placa continental euroasiática. Japón, Taiwán, las islas Kuriles, el archipiélago Ryūkyū y las islas Filipinas son producto de estas fuerzas.
En el Sureste asiático, la situación se complica con los movimientos relativos de las placas de los océanos Índico y Pacífico; este movimiento ayuda a explicar la formación de las zonas montañosas, en dirección norte sur, de la tierra firme del Sureste asiático y la actividad volcánica que caracteriza a la mayor parte del archipiélago indonesio.

El sistema fisiográfico asiático se centra en el Pamir Knot, una elevada región mesetaria, conocida como ‘el techo del mundo’, situada en el área fronteriza de India, China, Tayikistán, Pakistán y Afganistán; aquí, varios picos superan los 6.100 m. Desde el Pamir hacia el oeste, avanzando en espiral, se encuentra el Hindu Kush y su prolongación a través del norte de Irán, los montes Elburz.

Más allá de este último están las cordilleras del Cáucaso, entre el mar Caspio y el mar Negro, y los montes Septentrionales de Anatolia (Kuzey Anadolu Daglari), a lo largo del mar Negro, en Turquía.

Al sureste se encuentra el Gran Himalaya, que se prolonga paralelo a las menores, pero aún grandes, cordilleras situadas al norte y sur. Juntas, estas cordilleras forman un impresionante arco de este a oeste, de unos 2.500 km de longitud, que alberga numerosos picos que superan los 6.100 m, incluidos el monte Everest.

La alta cordillera Karakorum, que se extiende desde el este y el noroeste del Pamir, conduce a una de las secciones de los montes Kunlun, conocidos como montes Altun (o Altun Shan).

Esta línea de montañas continúa hacia el este a menor altura, como en el Nan Ling (Nan Shan), que se convierte en la cordillera Qin Ling (Ch’in Ling) al norte de China, y marca la gran división climática entre China septentrional y meridional. Entre el Himalaya y las cordilleras Karakorum-Kunlun se halla la meseta Tibetana, que tiene una altitud media entre los 3.660 m y los 4.570 m aproximadamente.

Desde el Pamir, extendiéndose hacia el noroeste, está situado el gran Tian Shan, también con cumbres que superan los 6.100 m, que disminuye en altitud al aproximarse a las fronteras de Mongolia.

Al noreste, la cordillera de Altái se extiende hacia el interior de la República de Mongolia. Más allá se hallan las cordilleras Sayan, Yablonovi y Stanovói, en Siberia oriental; estas dos últimas, en cambio, no son parte del núcleo montañoso.

Al norte del núcleo montañoso central existen varias depresiones estructurales importantes. Más al norte, entre el Tien Shan y los montes Altái, se halla la cuenca de Dzungaria, perteneciente a China.

Al sur, entre el Tien Shan y las cordilleras Karakorum y Kunlun, se extiende la vasta cuenca de Tarim, en la que se encuentra uno de los desiertos más grandes de la latitud media, el Takla Makan. Finalmente, rodeada por el Kunlun y el Altun, está la profunda cuenca Qaidam (Tsaidam).

Los tipos de suelo varían enormemente. Siberia está cubierta por los suelos de bosque ácido, típicos de la tundra y la taiga; además, el permafrost es frecuente, y el drenaje, por lo común, pobre.

 Estos suelos se funden con suelos de tierra oscura de pradera, estepa y desierto a lo largo de una enorme franja que se extiende desde China meridional hasta el mar Negro, por un lado, y hasta el Sureste asiático, por otro.

Los suelos oscuros de estepa, los más fértiles de Asia, se hallan al norte de China central y al sur de Siberia occidental.

En Asia oriental y meridional, los suelos más valiosos para la agricultura son los aluviales, situados en los valles inferiores de los grandes ríos, especialmente el Indo y el Ganges.

Estos suelos constituyen la mayor parte del terreno agrícola de uso intensivo en Asia.

En regiones situadas en latitudes más bajas hay suelos tropicales, que en general son poco fértiles.

Estos suelos se transforman paulatinamente, hacia el norte, en suelos con mayor contenido de humus, algo más feraces.

El núcleo montañoso de Asia podría compararse con el eje de una rueda colosal, cuyos radios son grandes ríos que fluyen en todas las direcciones. Siete de estos ríos están entre los doce más largos del mundo.

 Los ríos Lena, Yeniséi y Obi fluyen hacia el norte, desde el margen septentrional y las estribaciones localizadas al noreste del núcleo montañoso hasta los límites del hielo del océano Ártico.
Estos ríos fluyen a lo largo de vastas llanuras aluviales, con una capa de permafrost subyacente. Al este, desde las vertientes del Tien Shan y el Pamir, se hallan ríos como el Ili, el Sir Daria y el Amu Daria, que desembocan en mares interiores: el río Ili desagua en el lago Baljash, mientras que los otros dos lo hacen en el mar de Aral.

Estos ríos, junto al río Zeravshan y otros menores del norte del Tíbet, China occidental y Mongolia meridional, constituyen la gran cuenca fluvial de Asia, con 10 millones de km2 de superficie.

Al sur, sureste y este los grandes ríos fluyen a través de enormes llanuras. De suroeste a noreste, estos ríos son el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Saluén, el Mekong, el Yangzi Jiang, el Huang He (o río Amarillo) y el Amur. Todos ellos, alimentados por glaciares o nieve, nacen en el interior o en los márgenes del núcleo montañoso.

El clima del continente es tan variado como la configuración de su superficie abarca desde el bosque ecuatorial a la tundra ártica.

 En su mayor parte, la zona septentrional de Asia está dominada por el movimiento de las masas de aire polar continentales, que se desplazan desde Siberia occidental hasta el norte del Pacífico.

 Los inviernos son largos y rigurosos, los veranos cortos y fríos y las precipitaciones anuales leves. Un clima similar es típico de la meseta del Tíbet y otras zonas altas.

Las regiones interiores tienen clima desértico de latitud media o semiárido, con inviernos severos y veranos entre templados y cálidos; las precipitaciones medias anuales son inferiores a los 230 milímetros.

Sin embargo, los extremos meridionales y orientales del continente se caracterizan por los vientos monzónicos que en invierno soplan desde el frío interior hacia el sur y el este, y en verano desde los océanos, en dirección norte, hacia las tierras más cálidas.

La mayoría de los extremos de Asia tienen un invierno seco, que varía de helado a frío, y un verano caluroso y húmedo, con fuertes concentraciones de precipitaciones en los meses de verano.

 Aunque el término monzónico se aplica a todos los climas de Asia oriental y meridional, el verdadero monzón sólo es típico de una parte del subcontinente indio y Myanmar; en estas áreas, la media de precipitaciones anuales supera los 2.000 mm.

 En otras regiones de Asia meridional y oriental, las precipitaciones están, o bien menos concentradas en el verano, o bien distribuidas de manera uniforme a lo largo del año. Gran parte del Sureste asiático recibe corrientes de aire marítimo desde el océano Pacífico occidental en forma de efecto monzón.

En los lugares donde intervienen los factores orográficos, es probable que el invierno sea húmedo, como ocurre en las áreas costeras de Filipinas, Vietnam, Malaysia y parte de la India meridional. Las áreas costeras del Sureste asiático también soportan destructivos tifones, que se originan en el Pacífico occidental y la parte septentrional del mar de la China Meridional.
El suroeste de Asia tiene un régimen climático diferente, característico de la zona mediterránea.

Está dominado por una franja de altas presiones con masas de aire seco, relativamente estables, que se mueven lentamente de oeste a este llevando lluvias invernales y después se trasladan al norte de la India. El promedio de precipitaciones anuales es leve y prevalece el clima de estepa y desierto semiárido.

Este régimen climático se extiende hasta el noroeste de la India.

La flora en Asia es extraordinariamente variada y mantiene una íntima relación con los cambios en el suelo y el clima.

En las lejanas extensiones septentrionales del continente, como Siberia, predomina la vegetación de tundra y taiga.

La primera está compuesta por musgo y líquenes, principalmente; la segunda está formada en gran parte por bosques de alerce, pino, abeto y picea. Al sur de la taiga existen grandes zonas de praderas en dirección este oeste.

 Al sur, éstas ceden su lugar a un desierto de matorral en el que la aridez se incrementa, al igual que en las cuencas situadas entre el núcleo montañoso y su periferia y en gran parte del suroeste de Asia.
Al sur, sureste y este de Asia, en las latitudes más bajas, predomina el bosque tropical y ecuatorial, donde con frecuencia hay precipitaciones abundantes durante todo el año.

La exuberante selva tropical de árboles de hoja perenne abunda en especies como la teca, el eucalipto, el roble y variedades de bambú y palmera. Al norte del ecuador existe un bosque tropical más abierto llamado monzónico.

A su vez, éste se confunde al norte con un bosque subtropical perenne, como en China y el sur de Japón. En latitudes medias predominan los bosques en los que se mezclan árboles caducifolios y coníferos; éstos se funden con una región de bosques de coníferas al norte.

La fauna de Asia es tan diversa como los climas, suelos y vegetación del continente. Las regiones septentrionales son ricas en especies con pelaje espeso como el oso pardo, la nutria, la marta cibelina, el armiño y el lobo, además de una impresionante variedad de aves.

 Las estepas y las regiones semiáridas son el hogar del antílope y numerosos roedores, como la liebre y el ratón de campo. Hay peces de agua dulce en todo el continente; el lago Baikal es notable por su fauna característica, aunque la fuerte polución industrial amenaza la supervivencia de muchas especies.

Hay ovejas y cabras salvajes en las montañas, en tanto que el yak salvaje habita en el Tíbet. La fauna está más dispersa en las regiones de desierto cálido del sureste y el sur de Asia, donde el animal nativo más famoso, el león asiático, casi se ha extinguido.
Sin embargo, hienas y chacales son frecuentes en esta zona.

La fauna nativa de las regiones más húmedas del este y sureste de Asia ha sido diezmada por los efectos de siglos de ocupación humana, sobre todo a causa de la pérdida de su hábitat y sus zonas de caza.

Los monos, en cambio, son muy abundantes en las áreas meridionales, mientras que aún existen ejemplares de tigre indio, aunque en un número alarmantemente escaso, en partes del sur y sureste de Asia.

Abundan las aves, serpientes y lagartos, y distintos tipos de cocodrilos están ampliamente distribuidos. Simios salvajes como el gibón y el orangután, muy disperso, son propios del Sureste asiático. Muchos tipos de ciervos y antílopes habitan también las áreas menos pobladas, como Borneo, donde abundan las ardillas voladoras y las ratas arborícolas.

 Entre los animales insólitos se hallan los poco comunes rinocerontes del sureste asiático, el elefante asiático, el tapir, el pangolín y el búfalo salvaje de la India y del Sureste asiático.
Asia es enormemente rica en recursos minerales. Gran parte del continente el Tíbet, por ejemplo aún no ha sido explorada geológicamente.

Existen enormes y abundantes yacimientos de carbón en China septentrional y el noreste de la India; en otras partes del continente hay depósitos de menor importancia.

Los yacimientos de petróleo y gas natural están bien distribuidos, pero las mayores concentraciones se encuentran en el interior del golfo Pérsico, en partes de Indonesia, en el norte y el interior de China, en las costas del mar Caspio y en las llanuras de Siberia occidental.

Existen grandes reservas cerca de las costas de China, Indonesia, Malaysia e India occidental.

Los metales se hallan relativamente dispersos en el suroeste de Asia, con la excepción de Turquía, el principal productor de cromo. En todo el continente, los minerales metálicos de varios tipos se reparten regularmente. China y Siberia tienen importantes reservas. Malaysia, Tailandia e Indonesia son extremadamente ricas en estaño, India lo es en mineral de hierro y manganeso; otros importantes recursos minerales son el oro, la plata, el uranio, el cobre, el plomo y el cinc; las piedras preciosas, como el diamante, se encuentran en Siberia; en el sur y sureste de Asia existen diamantes, al igual que zafiros y rubíes.

En Asia hay más diversidad de pueblos que en cualquier otro continente.

Dichos pueblos se hallan muy concentrados en una pequeña porción del área continental, principalmente en el sur y el este de Asia. La densidad media de población en las zonas septentrionales e interiores, al igual que en la mayor parte del suroeste de Asia, es inferior respecto al resto de las regiones del continente asiático, sobre todo las zonas litorales. Mongolia tiene la menor densidad de población de todos los países del mundo .

Los habitantes de estas áreas viven sobre todo en los oasis de río, como sucede en Tashkent, donde la densidad de población es bastante alta. En Siberia, los núcleos de población se localizan principalmente en las zonas situadas a lo largo de la línea férrea del Transiberiano y sus ramificaciones.

En Asia oriental, el Sureste asiático y la mayor parte de Asia meridional, los habitantes se apiñan en zonas relativamente pequeñas de las llanuras ribereñas.

La densidad de población puede sobrepasar los 4.000 hab/km2. Singapur es el país más poblado del mundo, con una media de más de 4.400 hab/km2. En China, el 90% de sus 1.185 millones de habitantes se concentran en el tercio oriental del país. Incluso en países muy industrializados, como Japón, la mayoría de los habitantes viven en las limitadas y escasas zonas llanas, donde se encuentran las ciudades más grandes.

Los pueblos mongoloides predominan en Asia oriental (China, Corea, Japón) y la parte continental del Sureste asiático, aunque también habitan áreas del Himalaya y el Tíbet, extendiéndose a través de Mongolia hacia Siberia oriental; las etnias malayo-polinesias, por su parte, predominan en los archipiélagos del Sureste asiático.

 En el sur de Asia, cerca de una tercera parte de la población está formada por pueblos indoafganos del grupo caucasoide, parecidos a los pueblos de Oriente Próximo, si bien en los estados de la India oriental y meridional y en el norte de Sri Lanka los pueblos melanoindios, de piel más oscura y que hablan lenguas dravídicas, son el grupo dominante.
Los pueblos caucasoides son mayoritarios en el suroeste de Asia y gran parte de Asia central, mientras que en Siberia (central y occidental) constituyen el principal componente étnico, al que le siguen los mongoloides del grupo uraliano.

Al comentar la diversidad de la población asiática es más significativo hacer referencia a las etnias. La cultura sínica y las culturas influidas por ésta, que poseen sus propias lenguas, son características de Asia oriental; estos pueblos incluyen a chinos, tibetanos, mongoles, coreanos y japoneses.

En el sureste asiático hay una mayor diversidad, aunque la mayoría de la población de sus archipiélagos y penínsulas es malaya. Birmanos, thai, vietnamitas y jemeres habitan las zonas continentales del Sureste asiático, junto a otros grupos etnolingüísticas.

En Asia meridional los pueblos que habitan el norte hablan una variedad de hindi relacionada con las lenguas indoeuropeas, pero en el sur son más importantes las lenguas dravídicas de los pueblos nativos de la península Indostánica.

En el suroeste de Asia, las lenguas más importantes son persa, árabe, turco y hebreo, que identifican a varios grupos étnicos.

Las lenguas altaicas son numerosas en Asia central y China occidental, aunque hoy en día el ruso es la lengua dominante en Siberia.
La población total del continente supera los 3.400 millones de habitantes. Asia oriental tiene cerca de 1.300 millones de habitantes; el Sureste asiático, alrededor de 450 millones; Asia meridional, 1.100 millones aproximadamente; el suroeste de Asia, alrededor de 200 millones y el Asia central ex-soviética, al menos 100 millones. La densidad de población, 71 hab/km2, es la segunda más alta de todos los continentes, pero la población está distribuida muy irregularmente.

En su mayor parte, los habitantes de Asia son agricultores, aunque el proceso de urbanización se ha desarrollado rápidamente en las últimas décadas. La población urbana es mayoritaria en Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Jordania, Siria, Israel, Irán, Irak, Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. Filipinas y Malaysia también tienen una población urbana considerable.

Con la excepción de los núcleos urbanos de China y de partes del suroeste y centro de Asia, las grandes ciudades son una innovación asociada casi exclusivamente con la expansión colonial europea a comienzos del siglo XVI. El litoral del sur y sureste de Asia está salpicado de grandes ciudades que adquirieron su actual importancia como resultado del dominio económico y político europeo; entre éstas se encuentran Karachi, Bombay, Colombo, Madrás, Calcuta, Yangon (antigua Rangún), George Town (antigua Pinang), Kuala Lumpur, Singapur, Yakarta, Surabaya, Manila, Ho Chi Minh (antigua Saigón), Phnom Penh y Hanoi. Bangkok no es un antiguo centro colonial, pero tiene muchos aspectos en común con la mayoría de las ciudades.
 Incluso en China, el impacto europeo tuvo una fuerte influencia en muchas de las grandes ciudades costeras.

Actualmente, más del 75% de la población japonesa es urbana. En gran parte del resto de los países, la población urbana oscila entre el 20% y el 40%.

 En el centro y suroeste de Asia, los tradicionales métodos de construcción de ciudades fueron reforzados por la cultura musulmana.

Así surgieron ciudades como Teherán, Bagdad, Damasco, Jerusalén y Estambul.

La urbanización más moderna se refleja en ciudades como Tel Aviv Yafo, Tashkent, Beirut y Ankara.

Aun así, en algunos países del suroeste y centro del continente, la población urbana es bastante reducida en proporción con el total.

Sin embargo, ésta supone más de la mitad de la población urbana mundial y esa proporción se incrementará en el futuro, debido a que las ciudades asiáticas están doblando la tasa de la población global.

El crecimiento urbano se refleja en la emigración y el rápido aumento de la población en la mayoría de los países.
La tasa de población se incrementa en todo el continente alrededor del 1,8% al año. Varios países tienen tasas de crecimiento significativamente bajas, como Japón, China y Singapur.

Aunque los pronósticos indican grandes y rápidos incrementos en la población asiática, las tasas de crecimiento en descenso de China, Filipinas e India sugieren que la explosión demográfica es improbable.

No obstante, la población de todos los países asiáticos es joven, lo que hace previsible que en el futuro continúe creciendo, así como el número de nuevos obreros que se incorporan al mercado de trabajo cada año en países poco preparados para proporcionarles empleo.
Asia acoge las principales religiones del mundo, y así como otras creencias menos difundidas.

El judaísmo, el cristianismo y el islam nacieron en el suroeste de Asia; el budismo y el hinduismo, en India; y la llamada religión china, compuesta por elementos confucianistas y taoístas, al igual que el culto a los antepasados, en China.

Aunque su impacto histórico, directo e indirecto, fue muy importante, en la actualidad el cristianismo sólo es practicado por un pequeño número de asiáticos (sobre todo en Filipinas y Corea del Sur).

Actualmente, el budismo, aunque es una religión minoritaria en su país de origen, India, ha conseguido extenderse por Asia por dos áreas diferentes adoptando liturgias diferenciadas: a través del interior de Asia y hacia el Sureste asiático, donde es la principal religión el budismo Theravada, que tiene adeptos en Myanmar, Tailandia, Camboya y Laos; y el budismo Mahayana, importante en Japón, Vietnam y China.

El islam domina el centro y el suroeste de Asia, y tiene gran importancia en Asia meridional, región en la que destacan Pakistán y Bangladesh como países predominantemente musulmanes.

Indonesia, en el Sureste asiático, también tiene mayoría musulmana. Varias ciudades del suroeste de Asia son importantes centros de peregrinación religiosa; entre ellos destacan La Meca, Medina y Jerusalén.
Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas.

Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas.

En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural.

Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.
Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga.
En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico.

En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países.

Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990.

Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos. Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

La mayor parte del suelo asiático resulta inadecuado para la agricultura: menos de la tercera parte es de uso productivo.

En general, la unidad básica de producción es la aldea, no la granja. Al sur, sureste y este de Asia, la agricultura se caracteriza por tener pequeñas parcelas en llanuras aluviales, demasiados habitantes en muy poco terreno, producción dedicada en su mayor parte a la subsistencia, altas tasas de arrendamiento (excepto en los países comunistas), fuerte dependencia de los cereales y otros productos alimenticios y tecnologías anticuadas.

El arroz es el alimento básico del sur, sureste y este de Asia. Normalmente crece en condiciones de humedad. En el sur y sureste de Asia las cosechas son relativamente bajas, las instalaciones de regadío controlado están desigualmente desarrolladas y se practica el doble cultivo.

Sin embargo, en India y Pakistán los sistemas de regadío y la introducción de variedades de semillas de alto rendimiento desde la década de 1970 han ayudado a estabilizar las cosechas anuales y a incrementar significativamente la producción total.

 En la actualidad, Pakistán exporta arroz, mientras que Japón ha demostrado cómo se puede conseguir un gran incremento en las cosechas y la producción de arroz mediante la introducción de variedades de alto rendimiento, la cuidadosa administración del agua, la aplicación de fertilizantes y la eliminación del latifundio en un sistema agrícola todavía basado en las pequeñas granjas.
Las nuevas variedades de arroz, altamente productivas, se han distribuido extensamente en muchas partes del Sureste asiático, así como en India y Pakistán, desde finales de la década de 1960 (la llamada ‘revolución verde’), y la producción se ha elevado, aunque no tanto como se esperaba. La media de las cosechas arroceras de India, Tailandia y Myanmar sólo alcanza la tercera parte de las cosechas de Japón.

En el primero de estos países, la introducción de variedades de trigo de alto rendimiento, desarrolladas en México, ha tenido un impresionante impacto en las cosechas de ciertas áreas: el trigo es ahora el segundo cultivo más importante del país.

Las plantaciones agrícolas a gran escala situadas en latitudes más bajas contrastan de manera muy acusada con la predominante producción de subsistencia que las rodea.

En las plantaciones se produce caucho, aceite de palma, derivados del coco, té, piña, fibra de abacá y otros cultivos comerciales destinados a la exportación.

La producción en plantaciones se inició durante el periodo colonial en el sur y sureste de Asia; muchas fincas permanecieron bajo control y propiedad extranjera.

La mayoría de estos cultivos comerciales también se producen en los minifundios en cantidades considerables.

La agricultura de Asia oriental está basada en los cultivos de arroz en las zonas situadas en torno a los 35° de latitud N en China y alrededor de los 40° de latitud N en el resto de la región.

En comparación con el Sureste asiático, las cosechas son abundantes, el doble cultivo es frecuente, el regadío está muy controlado y la introducción de fertilizantes es extremadamente alta, especialmente en Japón.

Al norte del río Huai, en China, el trigo sustituye al arroz y a los cereales de secano, en especial sorgo y maíz, todos cultivados en la forma intensiva característica de la agricultura china.

Aunque la población rural de China estaba organizada hasta hace poco en grandes entidades administrativas conocidas como comunas, el cultivo de bajo rendimiento se ha realizado básicamente en las pequeñas aldeas dentro de éstas.

Se crían cerdos, aves de corral y peces allí donde es posible, en el norte y el sur de la región; la industria lechera y de carne de vacuno sólo se desarrolla en Japón y Corea.

En las regiones más áridas del interior de Asia se cultivan cereales de secano, pero predomina el pastoreo: vacas, ovejas y caballos son los animales más importantes.

 La agricultura de regadío, típica de los oasis, se halla en lugares favorecidos de Asia central.
Los cultivos de cereales de secano, el pastoreo nómada y los cultivos de regadío en los oasis son también característicos del suroeste de Asia.

En su inmensa mayoría, sin embargo, los niveles de producción son bajos.
La industria maderera es importante en la mayor parte de los países del Sureste asiático, en especial en Indonesia, Malaysia, Filipinas y Tailandia.

La madera de teca es el principal producto de este último país. La recolección en los bosques y la agricultura itinerante son actividades importantes en las áreas boscosas interfluviales del Sureste asiático, así como en las zonas más remotas del húmedo sur de Asia y de China meridional.

Sin embargo, en China y la India, la antigua zona forestal ha sido desde hace tiempo eliminada en las áreas más densamente pobladas.

Destaca la industria maderera del Japón, donde extensas áreas de plantaciones de árboles, principalmente coníferas, han reemplazado gran parte de la flora original.

Las reservas de madera siberianas son enormes, aunque hasta ahora han sido poco explotadas, debido, por una parte, a las dificultades climáticas y, por otra, al predominio del alerce, un árbol con menos atractivo comercial que otras especies.

Las pesquerías marítimas son extremadamente importantes en Asia. Japón es el primer país pesquero del mundo y China ocupa el segundo lugar. La industria pesquera también es notable en Rusia, Tailandia, Indonesia y Filipinas.

La piscicultura, o cría de peces en viveros, es también una actividad destacada, especialmente en China.
Aunque la pesca en los países pobres se destina en su mayor parte al consumo doméstico, las exportaciones de pescado seco, congelado y enlatado son cada vez mayores.
La minería es una actividad importante en la mayoría de los países asiáticos y un capítulo fundamental en las exportaciones de otros muchos: hay manganeso en India, estaño en Tailandia e Indonesia (ambos producen la mayor parte de las existencias mundiales de dicho metal) y mineral de cromo en Filipinas.

El mineral de exportación más importante de Asia, sin embargo, es el petróleo; el sureste asiático y, en especial, el Oriente Próximo contienen las mayores reservas petrolíferas del mundo, con la excepción de Rusia.

Indonesia, y recientemente China y Malaysia, también son países exportadores. En Asia meridional (Bangladesh, Pakistán y cerca de la costa occidental de India) se explotan modestos yacimientos de petróleo y gas natural.

La minería de carbón también es relevante en China, Siberia central y oriental, el noreste de India, Irán y Turquía. Otros minerales significativos son el hierro, el manganeso y el tungsteno en China; azufre, cinc y molibdeno en Japón y oro en Uzbekistán y Siberia.

En general la manufactura está poco desarrollada. Japón es la gran excepción. Este país, segunda potencia económica mundial, posee un sector industrial muy diversificado que emplea a un 25% de su mano de obra. Aparte de Japón, otros países asiáticos con una actividad industrial importante son China, Rusia, India y los llamados cuatro ‘tigres asiáticos’: Taiwán, Hong Kong, Singapur y Corea del Sur.

La industria manufacturera en China se concentra principalmente al noreste, en los puertos de Shanghái, Tianjin (Tientsin), Qingdao y Wuhan, y en determinadas regiones interiores donde las materias primas están disponibles; no obstante, se invierte cada vez más en las provincias meridionales.

La producción china de acero es comparable a la de Gran Bretaña, aunque el volumen base per cápita continúa siendo bajo. En la India, la manufactura se concentra principalmente en Calcuta y sus alrededores, en la zona de Bombay, en el centro de la península y en otras áreas ricas en recursos minerales.
La actividad fabril de Siberia se localiza cerca de los montes Urales, próxima a las áreas urbanas importantes situadas a lo largo de la línea ferroviaria del Transiberiano, como Novosibirsk, y cerca de centros aislados situados en el Lejano Oriente ruso. India es ahora una importante potencia industrial, pero su sector manufacturero sólo emplea a cerca del 10% de la población laboral; en cambio, China emplea al 15% aproximadamente.

Desde la década de 1960, la industria se ha desarrollado rápidamente en Singapur, Taiwán, Corea del Sur y Hong Kong. Tailandia, Malaysia, Indonesia y Filipinas han experimentado también un notable crecimiento económico.

En otros países, las industrias tienden a asociarse con la elaboración de los productos agrícolas, mineros y forestales locales (existe poca manufactura destinada a los mercados domésticos) y con el ensamblaje de maquinaria y vehículos importados de otros países.

Muchos países asiáticos prefieren desarrollar industrias de manufactura destinadas a la exportación: éstas aprovechan una mano de obra relativamente barata y se establecen en zonas dedicadas especialmente a la producción para la exportación, con impuestos incentivados para animar a los inversores.

Ejemplos notables del desarrollo industrial orientado a la venta al exterior son las industrias textiles y electrónicas de Corea del Sur y la isla de Taiwán.
Aunque la producción total de energía se ha incrementado mucho desde la década de 1960, su consumo per cápita sigue siendo muy bajo en la mayoría de los países asiáticos.

Los países con mayor desarrollo económico, como por ejemplo las antiguas repúblicas soviéticas, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Malaysia, Kuwait, Turquía, Israel y Arabia Saudí tienen unos niveles de consumo entre moderados y altos.

Las fuentes de energía en muchas regiones dependen de los recursos locales, en particular de la madera. En el suroeste de Asia la fuente de energía dominante es el petróleo.

El potencial hidroeléctrico de la India es enorme: más de la mitad de la electricidad generada en el país procede de la energía hidráulica.

No obstante, la mayor parte de la demanda de energía de la India rural aún se cubre con la combustión de estiércol, madera y carbón vegetal.

En el Sureste asiático la producción de petróleo es considerable, como en Indonesia y Brunei, pero la energía hidroeléctrica y la madera siguen siendo las principales fuentes de energía domésticas.

China y Japón han demostrado que las centrales hidroeléctricas a pequeña escala pueden proveer de energía de manera efectiva a pequeñas ciudades y áreas rurales.

Al parecer, China posee unas 90.000 pequeñas centrales hidroeléctricas en funcionamiento accionadas únicamente por la corriente fluvial (sin presa), situadas en su mayor parte en China meridional, además de unas veinte centrales de mayor magnitud.

No obstante, el carbón sigue siendo la principal fuente de energía en China. En Japón lo es el petróleo, si bien casi todos los productos petrolíferos son importados. La potencia hidroeléctrica de Siberia es inmensa, aunque sólo recientemente se ha empezado a explotar.
Un elevado porcentaje de los sistemas de transporte asiáticos están poco desarrollados. No existe un sistema de transporte terrestre que abarque todo el continente.

Las líneas ferroviarias que cruzan las fronteras internacionales son escasas y poco utilizadas, como la situada entre China y las antiguas repúblicas soviéticas. La situación es similar en las carreteras y en la mayoría de los ríos navegables que no forman parte de las rutas de transporte internacionales.
El río Amur, entre Rusia y China, es una excepción importante.
La práctica totalidad de las comunicaciones internacionales de Asia son aéreas o marítimas. Todos los puertos principales de Asia están conectados mediante servicios de transporte marítimo, transatlántico y carguero.

Los servicios portuarios son variados, pero pocos puertos, aparte de los de China, India, Japón, Hong Kong y Singapur, pueden acoger a los barcos de mercancías de mayor calado. Los puertos de Singapur y Hong Kong son centros de distribución de especial importancia, a los que llegan pequeños barcos cargados con reducidas remesas desde enormes distancias. Estas mercancías son más tarde embarcadas hacia el extranjero.

Las líneas aéreas conectan todas las ciudades importantes.

Tokio es el centro aéreo fundamental de Asia, y Bangkok el segundo, gracias a su situación de encrucijada en el Sureste asiático.
Las redes locales de transporte están muy poco extendidas en la mayoría de los países. Las zonas rurales están a menudo deficitariamente conectadas entre sí y con las grandes ciudades.

Las autopistas son escasas y las carreteras rurales rara vez están asfaltadas. Japón, Corea del Sur, Malaysia, Israel, Turquía y buena parte de Filipinas son las principales excepciones.

En sus partes navegables, los ríos son importantes vías comerciales, pero no todos los países poseen este tipo de rutas. En China, el río Yangzi Jiang ha sido durante mucho tiempo la arteria del transporte entre el este y el oeste; está conectado mediante canales con la llanura del norte de China.

En el Sureste asiático, los ríos Mekong, Menam e Irawadi han actuado como integradores de los territorios nacionales. En India, sin embargo, los ríos han sido mucho menos relevantes como medio de transporte.
El principal medio de transporte en el continente es el ferrocarril. Japón tiene una densa red ferroviaria.

A mediados de la década de 1970, China, que posee el sexto sistema ferroviario más largo del mundo, tenía conectados todos sus centros de manufactura importantes y capitales de provincia por medio del tren. Pero aun así, su capacidad todavía está por debajo de la demanda y las principales extensiones de la red están siendo construidas o proyectadas.

Corea también tiene un buen servicio ferroviario.

Los países del Suroeste y Sureste asiático, excepto Tailandia y Malaysia, tienen unos sistemas ferroviarios muy deficientes. En el sur de Asia el sistema ferroviario, construido originariamente por los británicos, fue dividido tras la separación territorial de India, Pakistán y Bangladesh.

Las líneas ferroviarias transcaspiana y turcosiberiana son las más importantes de Asia central; la línea transiberiana y sus ramales, como la línea Baikal-Amur, es el principal sistema de transporte de la Siberia rusa.
En conjunto, el continente asiático desempeña un papel comercial más importante a nivel mundial que África o Sudamérica.

Un alto porcentaje de dicho comercio se mantiene con países de otros continentes.

Las excepciones más importantes son: el flujo de petróleo desde el golfo Pérsico hasta Japón, los flujos inferiores desde Indonesia y Brunei a Japón, el comercio de China con Japón y otros países del Sureste asiático, y, sobre todo, el flujo de materias primas a Japón, principalmente desde el Sureste asiático, y la corriente de retorno de bienes manufacturados japoneses.

Japón figura entre los primeros países a nivel mundial en cuanto al valor de su comercio internacional, pero sólo una tercera parte, aproximadamente, se realiza con otros países asiáticos. China e India tienen una importante actividad comercial a escala internacional, incluidos países que no pertenecen al continente.

Malaysia e Indonesia son destacados países exportadores de materias primas. Sin embargo, en términos de renta per cápita, todos los países, excepto Japón, Corea del Sur, Malaysia, Singapur, Hong Kong, los principales exportadores de petróleo del suroeste de Asia y algunas repúblicas de la antigua Unión Soviética están situados en posiciones inferiores dentro del sistema internacional de comercio.

La expansión económica e industrial ha convertido a algunos países asiáticos en líderes mundiales en riqueza y producción industrial. Durante la década de 1970, Japón desplazó a los Estados Unidos en la producción de automóviles, productos electrónicos y acero.

En el suroeste de Asia, las exportaciones de petróleo produjeron la creación de enormes fortunas entre un círculo limitado de familias y clanes.

No obstante, aunque grandes sumas de dinero acabaron en manos privadas, una parte considerable se utilizó en programas sociales y de modernización.

Miles de jóvenes que estudiaban en el extranjero regresaron y demandaron un cambio más rápido de lo que podían admitir los gobiernos o los elementos conservadores religiosos. Tal clima social y político fue el que precedió a la Revolución Islámica iraní de 1979.

El petróleo también se convirtió en una potente arma política. Durante la guerra del Yom Kippur de 1973, los productores de petróleo árabes impusieron un embargo a los países que apoyaron a Israel.

Las naciones exportadoras de petróleo, en acción conjunta, subieron los precios del crudo durante el final de la década de 1970 y provocaron una severa inflación y recesión en los países importadores de petróleo, que precipitó el aumento de la deuda de muchos países en vías de desarrollo.

La Guerra Irano-iraquí, que en un principio pareció amenazar la producción de petróleo, finalmente provocó una reducción de los precios del crudo, pues fomentó la desunión entre los países productores de Oriente Próximo.
La invasión iraquí de Kuwait, en 1990, también afectó a la producción, debido a que los pozos petrolíferos fueron incendiados por las fuerzas iraquíes en retirada, tras su derrota en la guerra del Golfo Pérsico en 1991. Además, la guerra destapó la fragilidad de la situación política en Oriente Próximo.
Mientras los conflictos del golfo Pérsico trastornaban las economías de los países de Oriente Próximo, Vietnam sufrió una larga guerra civil entre el norte y el sur, al igual que Laos y Camboya, motivadas por convulsiones internas. China, por su parte, tras detener su progreso interno y el de la región debido a su ruptura con la Unión Soviética y a la

Revolución Cultural, inició desde la década de 1980, tras la muerte de Mao, una clara recuperación y despegue en el terreno económico, una progresiva reducción de la participación del Estado en la economía y un estímulo de la empresa privada.

El poder político, sin embargo, permaneció en manos del Partido Comunista de Vietnam.
A pesar de los múltiples conflictos surgidos entre los países integrantes del continente asiático, motivados por disputas ideológicas y territoriales, así como de las crisis políticas que periódicamente se suceden en cada país (a causa de la ausencia de libertades y derechos democráticos), amplios sectores de Asia disfrutaron, durante la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990, de un importante crecimiento económico y mejoraron sus niveles de vida, si bien el reparto de la riqueza no se efectuó tal y como demandaban la mayor parte de sus habitantes y los organismos internacionales.

Esta coyuntural mejora económica y social sufrió, además, un duro revés con la crisis financiera que estalló en 1997 en los países asiáticos más desarrollados, como Japón, Corea del Sur, Indonesia y Malaysia.

Porque Japón hace parte del g8
Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas.

Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas.

 En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural.

Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.

Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga.

En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico.

 En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países.
Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990.

Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos.

Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

Importancia del petróleo en Asia

La minería es una actividad importante en la mayoría de los países asiáticos y un capítulo fundamental en las exportaciones de otros muchos: hay manganeso en India, estaño en Tailandia e Indonesia (ambos producen la mayor parte de las existencias mundiales de dicho metal) y mineral de cromo en Filipinas.

El mineral de exportación más importante de Asia, sin embargo, es el petróleo; el Sureste asiático y, en especial, el Oriente Próximo contienen las mayores reservas petrolíferas del mundo, con la excepción de Rusia. Indonesia, y recientemente China y Malaysia, también son países exportadores.

 En Asia meridional (Bangladesh, Pakistán y cerca de la costa occidental de India) se explotan modestos yacimientos de petróleo y gas natural. La minería de carbón también es relevante en China, Siberia central y oriental, el noreste de India, Irán y Turquía. Otros minerales significativos son el hierro, el manganeso y el tungsteno en China; azufre, cinc y molibdeno en Japón y oro en Uzbekistán y Siberia.

la geopolítica en Asia

Geopolítico entre el poder terrestre euroasiático y la primera fuerza oceánica.
Varias explicaciones geopolíticas se ofrecieron para localizar la causa geopolítica del conflicto soviético-estadounidense, conviniéndose en la necesaria influencia que desempeñaba el dominio real o tácito de otras áreas geográficas, tales como África, Eurasia y Latinoamérica.

Porqué se afirma que china ha evolucionado y que será la próxima potencia mundial?

El producto interior bruto (PIB) de China en 2005 era de 2.234.297 millones de dólares, lo que equivalía a 1.712,80 dólares per cápita. La producción agrícola (que también engloba algunas industrias de pequeña escala en zonas rurales, silvicultura y pesca) contribuía con un 12,6% al PIB, la industria con un 47,5% y los servicios con un 39,9%. Entre 1965 y 1979 el PIB creció a un ritmo de 6,4% anual, mientras que entre 1980 y 1988 el crecimiento fue de un 10,3%.

La tasa de crecimiento cayó por debajo del 4% en 1989; en el periodo 2005 se situó en el 10,20 por ciento

AFRICA generalidades


África es el tercer continente del mundo por tamaño. Limita al norte con el Mar Mediterráneo, al oeste con el Océano Atlántico y al este con el Mar Rojo, el Océano Índico y Asia a través del canal de Suez. Aunque posee una superficie total de 30.272.922 kilómetros cuadrados (621.600 en masa insular), la cual representa el 22% del total terrestre, la población es de tan sólo 910.844.133 habitantes, menos del 16%. El continente se organiza en 53 países, siendo todos ellos miembros de la Unión Africana, con excepción de Marruecos. Se cree que el sur o el este de África es la cuna de la Humanidad y de allí proceden las sucesivas especies de homínidos y antropoides que dieron lugar a los seres humanos y que se han ido expandiendo por el resto de continentes, incluido el Homo sapiens sapiens hace cerca de 190.000 años. Durante toda la antigüedad y hasta los primeros siglos de la era cristiana la historia del áfrico del norte se conjuga con la del mediterráneo. Entre tanto las regiones del áfrica subsahariana viven desarrollos diferentes entre sí. Las circunstancias históricas y humanas han marcado la división entre el África del Norte o del Sahara y el Sur del Sahara, conocida también como el África Negra. Algunos historiadores aunque, dichos términos son pocos conocidos, no tanto como se han denominado en las Américas como la América Latina o la América Anglosajona o como en Europa, la Europa Latina, la Europa Anglosajona, la nórdica, la eslava. En su mayor parte África es una enorme y antigua plataforma continental maciza y compacta, elevada entre 600 y 800 msnm, surcada por grandes ríos (aunque pocos) y escasa en penínsulas. Destaca por su regularidad orográfica y considerable altitud media. Tres franjas climáticas sucesivas se repiten al norte y al sur del ecuador, abarcando los climas mediterráneo, desértico, subtropical e intertropical lluvioso, este último, en sus dos tipos principales, tanto de sabana como de selva. África es el continente con mayor índice de insolación anual, lo cual podría haber dado origen a su nombre (África, del latín ‘sin frío’).Los suelos son excepcionalmente ricos en minerales y muy aptos para pastos allí donde la mosca tse-tsé no prolifera. Las principales áreas cultivadas se encuentran en las tierras altas orientales y la zona de los Grandes Lagos, algunos deltas y riberas e incluso en el Sahel.

ASIA: Asia es el continente más grande y más poblado del mundo, que con cerca de 45 millones de km2 supone el 8,65% del total de la superficie terrestre y el 29,45% de las tierras emergidas, y con sus 4 mil millones de habitantes el 60% de la población humana. Se extiende sobre la mitad oriental del hemisferio Norte, desde el océano Glacial Ártico, al norte, hasta el océano Índico, al sur. Limita, al oeste, con los montes Urales, y, al este, con el océano Pacífico. En la división convencional de continentes, de origen europeo, Asia y Europa aparecen como dos entidades diferentes por razones culturales e históricas. En términos geográficos, forman en realidad un único continente, llamado Eurasia. Además, África está unida a Eurasia por el istmo de Suez por lo que también se puede considerar toda la extensión conjunta de Europa, Asia y África como un único supercontinente, ocasionalmente denominado Eurafrasia, o Afro-eurasiaAsia presenta una gran diversidad climática y de vegetación: desde los secos paisajes desérticos a la exuberante selva tropical. El continente asiático, dada su extensión y características geográficas, presenta unos tipos de clima muy variados. Asia posee el 60% de la población del planeta y cerca del 30% de las tierras emergidas, es el mayor productor global de alimentos, además de ser el mayor consumidor tiene las mayores reservas de la mayoría de los minerales, es el continente que concentra el mayor crecimiento económico y consume la mayoría del crédito global, cerca del 80% del crecimiento económico mundial, el mayor crecimiento de la inversión en ciencia y tecnología, inversión en educación y en cuanto sector económico podamos imaginar La cooperación entre el gobierno, las industrias y el dominio de la tecnología han llevado a Japón al éxito económico. Por su parte desde 2004 la UE es el principal socio comercial de China, que a su vez es el segundo socio comercial de la organización europea. En 2005, China se convirtió en la sexta economía mundial. Con un crecimiento oficial del 9,5% anual, la economía china está considerada como la de mayor crecimiento del planeta, manteniendo una tasa media superior al 8% desde los años 1980.También se destaca el Asia meridional con crecimientos anuales de 8%.Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas. Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas. En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural. Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.

OCENIA: Oceanía es un continente insular de la Tierra constituido por la plataforma continental de Australia, las islas de Nueva Guinea y Nueva Zelanda, y los archipiélagos coralinos y volcánicos de Micronesia, Polinesia y Melanesia. Todas estas islas están distribuidas por el Océano Pacífico. Con una extensión de 9.008.458 km², se trata del continente más pequeño del planeta. Los primeros pobladores humanos de Oceanía procedían del sureste de Asia: de ellos descienden los actuales papúes y nativos australianos. A esta primera oleada humana siguió la de los austronesios, también de origen asiático, que se extenderían hacia el este hasta la Isla de Pascua.Fernando de Magallanes descubrió las Marianas y otras islas de Oceanía antes de morir en las Filipinas. Poco después exploraron la región los portugueses: en 1525 descubrieron las Carolinas, y al año siguiente Nueva Guinea. Los holandeses recorrieron en 1642 el litoral de Australia y descubrieron Tasmania, las islas Tonga, Fiji y Bismark. Entre tanto, desde Acapulco (México) y El Callao (Perú) partieron expediciones españolas que hallaron numerosas islas del Pacífico. Término Oceanía cubre una región macro geográfica situada entre Asia y América, con la isla australiana como la mayor masa continental, seguida por las mucho menores y cercanas islas de Papúa Nueva Guinea y Nueva Zelanda, a las que se suman unas 25.000 pequeñas islas dispersas en el Pacífico. El nombre de Oceaníase utiliza porque, a diferencia de los otros continentes, éste se compone principalmente del Océano Pacífico y los diversos mares adyacentes. Los territorios de Oceanía se extienden desde el sureste de Asia por el Océano Pacífico hacia América. Con su extensión de 9.008.458 km² es el continente más pequeño del mundo. Está bañada por los océanos Índico, Glaciar Antártico y Pacífico, y separada de Asia por los mares de Timor y de Arafura, con un total de 25.760 km de costas. El clima es fuertemente influenciado por corrientes oceánicas, incluyendo El Niño, el cual causa sequías periódicas, y el sistema estacional tropical de baja presión, que produce ciclones en el norte de Australia.

EUROPA: Europa es uno de los continentes que forman el supe continente Eurasia, situado entre los paralelos 36º y 70º de latitud norte, a la que de forma convencional y por motivos históricos es considerada un continente. Se extiende en la mitad oriental del Hemisferio Norte, desde el océano Glacial Ártico por el norte hasta el mar Mediterráneo por el sur. Por el oeste, llega hasta el océano Atlántico; por el este, limita con Asia, de la que la separan los montes Urales, el río Ural, el mar Caspio y la cordillera del Cáucaso. Europa es el segundo continente más pequeño en términos de superficie, que abarca alrededor de 10.180.000 kilómetros cuadrados o el 2% de la superficie del planeta Tierra y alrededor de 6,8% del total de las tierras emergidas. Alberga un gran número de estados soberanos, cuyo número exacto depende de la definición de la frontera de Europa, así como de la exclusión o inclusión de estados parcialmente reconocidos. De todos los países europeos, Rusia es el mayor tanto en superficie como en población, mientras que el Vaticano es el más pequeño. Europa es el tercer continente más poblado después de Asia y África, con una población de 731.000.000 o alrededor del 11% de la población mundial. Según proyección de población de Naciones Unidas , la cuota de Europa se reducirá al 7% en 2050. Sin embargo, las fronteras de Europa y la población son objeto de controversia, ya que el término continente puede referirse a un bien cultural y político o a distinciones fisiográficas.
Geográficamente, Europa es la península más occidental del continente de Eurasia; sus límites están bien definidos por el mar al Norte, Sur y Oeste, y por un límite ligeramente arbitrario entre la zona este y sudeste (en torno al Cáucaso). Los montes Urales y el río Ural en Rusia y Kazajistán por lo general son tomados como el límite del Este de Europa; los lugares más allá por lo general no son considerados parte del continente. Políticamente, Europa se utiliza en ocasiones para referirse a los países de la Unión Europea, si bien hay países europeos que no pertenecen a esta organización. La propia UE considera europeos todos los países situados entre los límites geográficos tradicionales, incluyendo Chipre, Georgia, Armenia y Azerbaiyán.
Además, la gente de países como Irlanda, Reino Unido, Escandinavia y las islas del Mediterráneo, suelen utilizar el vocablo para referirse a la parte continental

¿Por qué Europa es el más desarrollado y áfrica el más atrasado?

AFRICA: Los países africanos, especialmente en la región subsahariana, carecen de infraestructuras de transportes, de medios técnicos de producción, de industria y de sistemas financieros. Todo ello, unido a la conflictividad derivada de la pobreza y de los enfrentamientos intertónicas, que a menudo degeneran en guerras, da lugar a una situación perenne de miseria que afecta a una buena parte de la población del continente. Por sectores, el primario es el dominante, pero la producción se centra en los cultivos de subsistencia y en los grandes monocultivos tropicales, principalmente cacao y café, explotados con sistemas anticuados y de bajo rendimiento. El secundario casi no existe, y el terciario comienza a desarrollar, en algunos Estados, una incipiente infraestructura turística. Conflictos interétnicos en África: Las guerras civiles en África son comentario habitual en todos los medios de información. El origen de estos enfrentamientos radica, en buena parte, en la división fronteriza del territorio africano, heredada del reparto colonial del continente en el siglo XIX. Las potencias europeas, al dividirse las zonas de influencia, no tuvieron en cuenta criterios humanos o raciales: se limitaron a asegurarse la mayor y mejor cantidad posible de tierras y recursos. El resultado de todo ello ha sido la creación de estados artificiales en los que conviven etnias tradicionalmente enfrentadas, o en los que una determinada tribu queda dividida entre dos o más países y lucha por reunificar sus territorios ancestrales.
EUROPA: La economía de la Unión Europea , es la más grande del mundo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). En 2005 superó en mil millones de euros a la estadounidense Con el Tratado de París (1951) se constituye la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), primera piedra del desarrollo económico de la Unión Europea (UE) que desde entonces no ha dejado de consolidarse hasta convertir a la unión en la primera potencia comercial, pues actualmente representa el 20% de las importaciones y exportaciones mundiales. Con posterioridad a la CECA se inició la liberalización del comercio entre sus Estados miembros, lo que constituye la clave en el éxito de la UE. Fue entre los 1950s y los 1970s cuando se vivió una etapa con un crecimiento económico fuerte y continuado que acabó con la crisis del petróleo de 1973. Una vez superada esta crisis, los estados europeos volvieron a crecer económicamente, pero nunca tanto como durante aquellos 20 años

Posición astronómica y geográfica del antiguo continente con
Europa es una masa continental muy fragmentada que abarca algunas penínsulas grandes, como la Escandinava, la Ibérica y la italiana, al igual que algunas pequeñas, como Jutlandia y Bretaña. También engloba gran número de islas cercanas a la costa, en especial Islandia, las islas Británicas, las islas Baleares, Cerdeña, Sicilia y Creta. Su litoral se extiende hasta el océano Glacial Ártico, el mar del Norte y el mar Báltico al norte; el mar Caspio al sureste; el mar Negro y el mar Mediterráneo al sur; y el océano Atlántico al oeste. El punto más alto del continente es el monte Elbrús (5.642 m), en el Cáucaso, al suroeste de Rusia. El punto más bajo de Europa se halla a lo largo de la costa septentrional del mar Caspio, aproximadamente a 28 m por debajo del nivel del mar.


los sistemas socioeconómicos del antiguo continente.
AFRICA
La gran mayoría de los africanos han sido tradicionalmente agricultores y pastores, ya que cultivaban cosechas y criaban ganado para subsistir. Hasta hace unas décadas, existían pocos mercados, y normalmente los intercambios comerciales tenían lugar entre familiares y amigos. La manufactura y la artesanía eran consideradas actividades secundarias. Algunos estados crearon sistemas de comercio a larga distancia; estos países desarrollaron complejos servicios de intercambio así como una industria especializada y redes de comunicación y elaboraron estructuras gubernamentales que mantuvieran el flujo comercial. La colonización europea aumentó la demanda exterior de ciertos productos agrícolas y minerales y la migración interior de trabajadores, se construyeron sistemas de comunicación, nuevos y seguros, se introdujeron cultivos y tecnología europea y se desarrolló un moderno sistema de economía de intercambio. La industria y artesanía local tejidos y fabricación de acero, por ejemplo era socavada frecuentemente por los productos europeos, mejores y más baratos. El desarrollo de las industrias de procesado, así como de los puertos y centros administrativos de industrias de consumo creció rápidamente para satisfacer las nuevas necesidades. Una característica de la economía africana es la coexistencia de la economía de subsistencia con la economía de intercambio moderna. El crecimiento futuro depende de la disponibilidad de fondos de inversión, la demanda mundial de materias primas, la disponibilidad de fuentes de energía y la magnitud del comercio local. A pesar de la expansión del comercio y la industria, la mayoría de los africanos siguen siendo agricultores y pastores. La agricultura de subsistencia convive con la agricultura de mercado y las plantaciones. Al norte y noroeste de África se cultivan cereales como el maíz, la avena, el trigo y la cebada, además de dátiles, olivo y cítricos junto con una gran variedad de vegetales. Se cría fundamentalmente ganado caprino y ovino. En la región del Sahara, los pastores nómadas crían camellos, y algunos agricultores, en los oasis, cultivan dátiles y cereales. A sur del Sahara, la agricultura itinerante un método que consiste en quemar, acondicionar y despejar para cultivar pequeñas áreas de terreno, en las que más tarde se permitirá que crezcan los arbustos de nuevo ha dejado paso a la agricultura sedentaria en la mayoría de las zonas. Los cereales son el cultivo principal, aunque también se cultiva arroz, batata, mandioca, kimbombó y banana como productos de subsistencia. En más de un tercio del continente no se puede criar ganado debido a las plagas de moscas tse-tsé. Fuera de estas áreas y de los bosques densos, se cría ganado en grandes cantidades, pero rara vez con propósitos comerciales; la industria lechera es escasa y se sitúa ante todo alrededor de los centros urbanos del África oriental y meridional. Aunque cerca del 60% de toda la tierra cultivada está destinada a la agricultura de subsistencia, la agricultura comercial o el cultivo comercial se desarrolla en todo el continente. Los artículos alimentarios se destinan a los mercados locales, pero el café, el algodón, el cacao, el maní, el aceite de palma y el tabaco son exportados. África produce y exporta más de la mitad de la producción mundial de cacao, maní (cacahuete), clavo y pita. Las granjas y plantaciones propiedad de europeos, situadas sobre todo en África oriental y meridional, producen cítricos, tabaco y otros productos alimentarios destinados a la exportación.

EUROPA
Europa toda está sufriendo una falta de competitividad notable con relación a no pocos países de Asia, Oceanía e incluso de América del Norte. Ello es debido a varios factores, entre los cuales los costos del sostenimiento de beneficios y subsidios adquieren características importantísimas. Piénsese por ejemplo, que la Comunidad hace más de 50 años que protege al agro, lo cual excede todo marco de razonabilidad, más allá de la opinión que cada sector pueda tener respecto del proteccionismo económico. Es decir, puede parecer lógico establecer protecciones por un tiempo con una finalidad determinada, pero cuando tales protecciones se vuelven indefinidas, en términos meramente económicos cabe pensar si no sería mejor estudiar una “reconversión”, como se le llama hoy al cambio de objetivo económico en tal o cual área. A esto se suman las restricciones inmigratorias y el control de la natalidad que van llevando al Viejo Continente a tener una población de gente mayor, jubilada, subsidiada, protegida, contenida y todo lo demás, que está perfecto pero que hay que pagarlo.
La llegada del euro a Europa ha provocado una suerte de corsé para los mecanismos devaluatorios nacionales que en casos como el de Italia permitían cada 3 o 4 años restaurar la competitividad, como acaba de ocurrir en la Argentina con la devaluación de comienzos de 2002. Es decir, cuando el gasto excesivo en el sostenimiento de políticas proteccionistas se hacía intolerable, una devaluación devolvía las cosas a un estadio anterior. Esta modalidad, que siempre calificamos como artilugio monetario, permitía sostener la fantasía de que se podía pagar hasta lo impagable. Italia en particular ha sabido imponer controles de precios y demás, como nosotros, pero sin llegar al grado de desastre al que se llegó aquí en otras épocas. Tales controles pretendían evitar las consecuencias de las devaluaciones, como pasa aquí hoy en día, precisamente. Lo cierto es que el euro, como moneda común, no contempla estas expresiones locales, y por ende actúa de manera similar a lo que fue la llamada convertibilidad entre nosotros. A medida que se sobrevalua, deja fuera de competencia definitivamente a la industria y el comercio locales. Europa tiene un enorme reaseguro en el ingreso de turismo. Es un plus que da miles de millones de euros por año a los viejos países que la conforman. Este dato no suele ser tenido en cuenta por los países americanos que pretenden tomar la experiencia comunitaria para trasladarla a estas playas.
Precisamente la sobrevaluación del euro, en parte producto de la caída del dólar como consecuencia del enorme déficit norteamericano de los últimos años, ha contribuido al descontento de verse compelidos varios países a revisar sus números. Por ejemplo, Alemania ha establecido modificaciones en los sistemas de subsidios por desempleo, tomándolos a cuenta de la futura jubilación de las personas involucradas. Francia y otros países han comenzado a “tercer izar” la producción de bienes de grandes marcas, el llamado outsourcing va imponiéndose poco a poco en la vieja Europa protegida, para bajar los costos laborales que se tornan imposibles de sostener.

ASIA
Asia posee el 60% de la población del planeta y cerca del 30% de las tierras emergidas, es el mayor productor global de alimentos, además de ser el mayor consumidor tiene las mayores reservas de la mayoría de los minerales, es el continente que concentra el mayor crecimiento económico y consume la mayoría del crédito global, cerca del 80% del crecimiento económico mundial, el mayor crecimiento de la inversión en ciencia y tecnología, inversión en educación y en cuanto sector económico podamos imaginar La cooperación entre el gobierno, las industrias y el dominio de la tecnología han llevado a Japón al éxito económico. Por su parte desde 2004 la UE es el principal socio comercial de China, que a su vez es el segundo socio comercial de la organización europea.
En 2005, China se convirtió en la sexta economía mundial. Con un crecimiento oficial del 9,5% anual, la economía china está considerada como la de mayor crecimiento del planeta, manteniendo una tasa media superior al 8% desde los años 1980.También se destaca el Asia meridional con crecimientos anuales de 8%.Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas. Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas. En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural. Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años. Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malasia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga. En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico. En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países. Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990. Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos. Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

OCEANIA
Oceanía tiene una economía predominantemente agrícola. El clima es ideal para cultivos tropicales. El principal producto de las islas es la copra, médula del coco, también la caña de azúcar, el café, la vainilla, los cereales, en especial el trigo, árboles frutales de clima húmedo, bananas y ananá. La ganadería ha prosperado en Australia y Nueva Zelanda. El primero de estos países posee el mayor stock mundial de ganado ovino y es el principal exportador de lana. La pesca se ha desarrollado con preferencia en las islas coralinas, donde constituye la base de la alimentación; además de pescado, se obtienen moluscos, cangrejos y tortugas. Las ostras perlíferas constituyen otra actividad importante en este continente. Los minerales que se extraen son el oro, plata, plomo, estaño, cinc, tungsteno, níquel, hierro, cromo y cobalto. En Hawái prosperan el turismo y la industria azucarera y conserva; en las demás islas solo se producen artesanías: hilanderías, alfarerías, canastos y esteras.

El origen de las grandes religiones en el antiguo continente y cuáles son sus características
Las religiones más importantes en el mundo actual son el animismo, las tres religiones monoteístas (cristianismo, islam y judaísmo) y las religiones orientales (hinduismo y budismo).
El animismo, religión que se extiende, sobre todo, por el África subsahariana, algunas partes de América y Oceanía, cree en la existencia de espíritus, desvinculados de los cuerpos, que pueden influir en la vida de las personas.
El cristianismo, el islam y el judaísmo tienen en común la creencia en un solo dios (monoteísmo). Las tres están organizadas en instituciones sólidas, con unas autoridades, una doctrina y unas normas morales definidas.
El budismo y el hinduismo tienen un componente filosófico fundamental. Ambas dan una importancia secundaria a las creencias y a las prácticas rituales. Su objetivo es conducir a sus seguidores hacia la felicidad

Desde el punto de vista cultural porque es importante el antiguo continente
En Europa hay una gran tradición cultural reflejada en la calidad de su literatura, pintura, escultura, arquitectura, música y danza. A finales del siglo XX París, Roma, Londres, Berlín, Barcelona, Madrid y Moscú eran centros culturales especialmente famosos, pero otras muchas ciudades también mantenían museos, grupos musicales y teatrales y otras instituciones culturales. Los medios de comunicación (radio, televisión y cine) de buena parte de los países europeos han alcanzado un gran desarrollo. También hay excelentes sistemas de enseñanza y la tasa de alfabetización es alta en la mayoría de las ciudades. Algunas de las más antiguas y mejores universidades del mundo, como Cambridge, Oxford, París, Heidelberg, Praga, Upsala, Bolonia, Salamanca y Moscú se encuentran en Europa

Por que siempre se ha considerado importante el canal del Suez
En su construcción participaron más de un millón y medio de obreros egipcios y en su inauguración importantes personajes del mundo del arte se reunieron en sus aguas para celebrar la apertura de un canal artificial que era el orgullo de la civilización humana. Cuando el primer barco navegó sus 163 kilómetros de longitud, la obra había quedado realmente terminada. Desde sus primeros pasos hasta nuestros días, el canal recorrería todo tipo de caminos, sobre todo desde lo político y lo económico. Muchos gobiernos y empresas privadas se hicieron con las acciones del canal y pujaron arduamente por su control en numerosas oportunidades. Y es que la importancia estratégica del canal residía en que ahora se podía evitar el gran viaje que suponía rodear el continente africano para comerciar con Asia. Uno de los mejores lugares para empezar a apreciar la obra del canal de Suez es la hermosa ciudad de Port Said, sobre el Mar Mediterráneo. Es el puerto de acceso, donde desde la apertura del canal, las embarcaciones se abastecen y donde los marineros descansan. La ciudad, que posee medio millón de habitantes, mantiene sus costumbres comerciales y posee una estructura humilde pero muy propicia para el turismo. Ismailía, hacia la mitad del recorrido en dirección al Mar Rojo, es otro puerto que tiene su encanto particular. Allí encontrarán todo tipo de mercadillos que tienen su razón de ser sobre todo por el comercio que nacía por aquellas épocas en que el canal comenzaba a funcionar. De dimensiones pequeñas, la ciudad invita a dar paseos y apreciar una estética antigua y hermosa. Llegando al final, en el Mar Rojo, se encuentra la inolvidable Suez, el puerto más importante del canal. Sufriendo avatares políticos y económicos desde la construcción del canal, la ciudad perdió y recuperó su esplendor en muchas oportunidades. Directamente relacionada a la prosperidad del canal, Suez se mantiene hoy en día como una ciudad cosmopolita donde el visitante podrá encontrar una buena estructura hotelera y gastronómica. A la vez, desde Suez podrán apreciar el golfo que desemboca del canal, a través de numerosos miradores y paseos concertados previamente. El Canal de Suez es una vía artificial de navegación que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo, entre África y Asia, a través del istmo de Suez, de la península del Sinaí. El canal se encuentra en territorio de Egipto.
Su longitud es de 163 km entre Puerto Saíd (en la ribera mediterránea) y Suez (en la costa del mar Rojo). Permitió acortar la ruta del comercio marítimo entre Europa y el sur de Asia, pues evitaba tener que rodear el continente africano. Las obras de excavación del canal se iniciaron oficialmente el 25 de abril de 1859 por la empresa de Ferdinand de Lesseps, con la autorización de las autoridades egipcias de la época, y fue inaugurado en 1869. Para la ocasión, el compositor italiano Giuseppe Verdi compuso (por encargo) la ópera Aida. En el momento de la inauguración, Egipto poseía el 44% de las acciones y unos 21.000 franceses el resto. El canal atravesaba el territorio egipcio. Lesseps logró obtener del gobernador de Egipto, Said Bajá, la concesión para la construcción del canal. Después de la suscripción de 1858. Conforme al acuerdo que había sido firmado, Egipto concedía libremente las tierras, las canteras y una conducción de agua potable y proporcionaba a la sociedad creada por Leseas las cuatro quintas partes de la mano de obra que era necesaria para la escombra, así es como una de las más grandes obras de la ingeniería del mundo fue realizada por decenas de miles de fallas llevados por la fuerza desde todos los lugares de Egipto. En un principio no se disponía de maquinaria y todo tenía que hacerse a mano, en cifras oficiales murieron 20 trabajadores y el clima era malsano. El trabajo se aceleró después de la introducción de las dragas de cangilones. La construcción del Canal de Suez marca un hito en la historia de la Tecnología, por primera vez se emplearon máquinas de excavación especialmente diseñadas para estas obras, con rendimientos desconocidos hasta esta época. En algo más de dos años se excavaron más de 50 millones de metros cúbicos, de los 75 millones de la totalidad de la obra. Grabado realizado en 1881 del Canal de Suez. El 17 de febrero de 1867 un primer barco atravesó el canal, aunque la inauguración oficial se realizó el 17 de noviembre de 1869 con la presencia de la emperatriz Eugenia de Montijo.
En 1875 el Pachá de Egipto, a causa de la deuda externa del país, puso a la venta su parte de las acciones del Canal. En una rápida maniobra, el Primer Ministro de Inglaterra, a la sazón Benjamín Israelí, convenció a la Reina Victoria de la necesidad de comprarlas para tomar el control sobre la ruta hacia la India, la colonia más rica de Inglaterra. Un enviado de Israelí consiguió un cuantioso préstamo de parte de la Casa banquera Rothschild, y de esta manera Inglaterra se aseguró el dominio del Canal. El Tratado de Constantinopla en 1888 declaró el canal zona neutral bajo protección británica. En ratificación de este tratado, el imperio Otomano accedió a permitir la navegación internacional de forma libre a través del canal, tanto en tiempo de paz como de guerra.
Nacionalización del canal: Guerra del Sinaí
El 26 de julio de 1956 el Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser resolvió nacionalizar el canal con el objetivo de financiar en parte la construcción de la presa de Asuán y como respuesta a la negativa de Estados Unidos y Gran Bretaña para financiar el proyecto. La medida fue recibida con indignación por Francia e Inglaterra, principales accionistas del Canal de Suez y máximos beneficiarios del petróleo que circulaba por él. El 29 de octubre de ese mismo año, realizaron una desastrosa invasión a la zona junto a Palestina. Egipto, como represalia, hundió cuarenta barcos en el canal produciéndose un bloqueo total del mismo. A principios de 1957, tras la intervención de la ONU, se completó la retirada de las potencias europeas e Israel. El canal se reabrió en el mismo año. Desde entonces el Canal fue administrado por Nasser hasta su cierre en 1967, dentro de las hostilidades entre Egipto e Israel en la Guerra de los Seis Días, el cierre se produjo de nuevo como en 1956, por el bloqueo provocado por el hundimiento de varios barcos dentro del canal. Se reabrió en junio de 1975, permaneciendo desde entonces abierto al tráfico internacional hasta el día de hoy.

Algunos de los problemas que se presentan en el antiguo continente
A principios de la década de 1980, cuando el sindicato polaco Solidaridad estaba en pleno apogeo, el gobierno, con el apoyo soviético, declaró la ley marcial y encarceló a muchos de los disidentes anticomunistas. A finales de la misma década, sin embargo, las condiciones económicas de Europa Oriental se deterioraban tan rápidamente que los gobiernos comunistas no pudieron retener por más tiempo la ola de protestas públicas. Durante 1989 y 1990, las elecciones libres dieron lugar a gobiernos democráticos en Polonia, Hungría y Checoslovaquia. A finales de 1989 la línea divisoria entre Este y Oeste, el muro de Berlín, fue derribado; el régimen de la República Democrática Alemana se disolvió, y en octubre de 1990 Alemania Oriental fue absorbida por la Alemania Occidental (República Federal de Alemania). En septiembre de 1991 la independencia de tres repúblicas bálticas de la Unión Soviética, Estonia, Letonia y Lituania, fue reconocida a nivel internacional; la URSS también aceptó antes del final de 1991 la independencia del resto de las repúblicas soviéticas, lo que significó su total desintegración. La Comunidad de Estados Independientes (CEI), formada en diciembre de 1991 por prácticamente todas las antiguas repúblicas soviéticas, fue la sucesora de la URSS.
El desarrollo político en Europa y la antigua URSS provocó un importante cambio que afectó a la presencia militar estadounidense en el continente. A finales de 1995, el Ejército estadounidense había reducido sus instalaciones militares en Europa de un total de 893 a 319

En Europa Occidental, el final de la Guerra fría levantó esperanzas de cooperación total, e incluso de amistad entre Este y Oeste. Estas perspectivas se ensombrecieron, no obstante, con la creciente inestabilidad de las antiguas repúblicas soviéticas y por el estallido de la guerra entre serbios y croatas en Croacia, y serbios, croatas y musulmanes en Bosnia-Herzegovina. En abril de 1992, cuatro de las seis repúblicas constituyentes de Yugoslavia (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia) habían declarado su independencia, y las dos restantes (Serbia y Montenegro) se habían unido y constituido un nuevo Estado, la República Federal de Yugoslavia, que la comunidad internacional se negó a reconocer como Estado soberano, y que desde febrero de 2003 recibe el nombre de Serbia y Montenegro. La guerra finalizó tras la firma de los Acuerdos de Dayton entre los bandos enfrentados.
El 1 de enero de 1993, asimismo, Checoslovaquia se dividió en dos repúblicas distintas, la República Checa y Eslovaquia.
Por su parte, los países miembros de la Comunidad Europea (ahora llamada Unión Europea) habían establecido en un principio el 1 de enero de 1993 como fecha límite para la integración económica. El Tratado de la Unión Europea o Tratado de Maastricht, diseñado para intensificar la integración política y económica de la Comunidad Europea, fue ratificado finalmente por los doce miembros de la Unión Europea en 1993. Ésta eliminó la mayor parte de las fronteras comerciales interiores y permitió la libre circulación de ciudadanos de la Unión, además de elegir a la ciudad alemana de Frankfurt como sede del nuevo Instituto Monetario Europeo. Pero los planes para adoptar políticas de defensa común a través de la Unión Europea Occidental y crear una moneda única a finales del siglo XX se han retrasado. En mayo de 1994, Finlandia, Suecia y Austria solicitaron su ingreso en la Unión Europea , que se hizo efectivo en 1995. El 15 de diciembre de 1996 se aprobó el estatuto jurídico del euro (nombre adoptado un año antes para la futura moneda única europea), el nuevo Sistema Monetario Europeo (SME) y el llamado Pacto de Estabilidad, por el que los estados miembros deben continuar sus respectivas políticas de convergencia toda vez que, en 1999, comenzó a utilizarse el euro, si bien hasta el año 2002 su uso quedó limitado a transacciones de carácter financiero.
En 1993 Europa sufrió una recesión económica y un alto nivel de desempleo. Además, el flujo de exiliados y refugiados procedentes de Europa suroriental y el norte de África provocó una escalada del nacionalismo racista y xenófobo y de rechazo contra los inmigrantes, especialmente en la Alemania reunificada. Pero el proceso irreversible tendente a la eliminación de fronteras dentro de la Unión Europea, la solicitud de ingreso en la misma realizada por países del antiguo bloque del Este y la apertura en 1994 del túnel del Canal de la Mancha, que une Dover y Calais, después de más de cinco años de construcción, son algunos buenos ejemplos del espíritu favorable a la cooperación y al entendimiento entre los pueblos y los ciudadanos del Viejo Continente.